Avancemos desde Costa Rica en la protección del planeta
Avancemos desde Costa Rica en la protección del planeta
Alexandra Kissling, Presidenta de AED
A todas las personas y organizaciones en Costa Rica nos preocupa nuestro presente y futuro. Amamos este pedacito de mundo que nos tocó y reconocemos la herencia maravillosa que tenemos en nuestras manos. Cada vez somos más quienes queremos trabajar e impulsar un progreso que involucre a la colectividad; queremos que “lluevan” oportunidades para mujeres y hombres, niños y niñas, que haya beneficio general producto del crecimiento económico, sin dejar a nadie atrás.
Descarbonizar es una gran oportunidad de tener desarrollo con inclusión. Por eso durante 20 años hemos frenado cualquier idea de exploración y explotación de petróleo en el país y más bien fijamos una meta para estar libres de emisiones de CO2 (emisiones netas cero) en el 2050. ¿Qué quiere decir eso?
Este maravilloso sueño quiere decir que si fomentamos las energías renovables, a partir de la fuerza del viento y la intensidad del sol, podemos seguir caminando en la ruta de fortalecer nuestro modelo de desarrollo que nos reconoce como un país verde que atrae a turistas de todo el mundo, con vocación en la sostenibilidad, y con un alto nivel de capital humano. Asimismo, que si transformamos nuestros sistemas de transporte para basarlos en energías renovables, y no en el consumo del petróleo como hoy en día, reduciremos nuestra huella de carbono y seremos más eficientes en el desplazamiento de personas y mercancías. La adopción de prácticas ambientalmente sostenibles en la agricultura, ganadería y la industria aumentará la productividad y la resiliencia de nuestros ecosistemas.
Un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que evaluó el Plan Nacional de Descarbonización, concluyó que en más de 3.000 rutas posibles para ejecutar dicho plan hay beneficios económicos superiores a los costos. Según el Centro de Investigación de Energía del Reino Unido la energía renovable puede crear tres veces más trabajos que los combustibles fósiles. La Agencia Internacional de la Energía, creada por la OCDE —de la cual somos parte—, también confirma esa relación de tres a uno y concluye que mientras que para 2030 se podrían perder más de 5 millones de puestos de trabajo en la producción de combustibles fósiles, en el mundo, se crearían 14 millones de nuevas posiciones de personas trabajando en energías limpias.
La Agencia Internacional de Energías Renovables estima que el 90% de la electricidad de todo el mundo puede venir de energías renovables para el 2050 y el 65% para el 2030. Costa Rica es privilegiada porque, desde hace décadas, nuestra matriz energética sobrepasa esos parámetros.
En general, vamos adelante. Por eso, no tiene sentido ir contra nuestra propia visión, y a pesar de los compromisos internacionales de descarbonización, volver a la energía a partir del petróleo ni tampoco pensar en el gas natural como una vía de transición.
El Programa de Medio Ambiente de Naciones Unidas concluyó que invertir en gas metano es un mal negocio; sus emisiones contribuyen con un 20% de la contaminación y se queda ahí, en la atmósfera, extendiendo sus impactos negativos en la tierra. También dice que el cambio hacia energías renovables aportaría a América Latina al menos un 20% del PIB regional. Si la región sigue la ruta del gas natural crearía 35000 empleos al 2050, si opta por energías renovables crea 3 millones de nuevos empleos, la mitad se lograría en el 2030. Es decir, una relación de 1 a 10.
Naciones Unidas es clara: “la descarbonización no es un costo sino una oportunidad de desarrollo”.
En Costa Rica todos estos datos no están midiendo otros impactos positivos: los de seguir posicionándonos como un país ecológico, en el turismo y en la industria de servicios.
Promover más y mejores energías renovables dentro de nuestro modelo de desarrollo es una forma de promover salud, trabajo y orgullo por nuestro país. Sigamos ese derrotero.