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Educación en la RSE: base de desarrollo sostenible
10 Nov, 2011

Educación en la RSE: base de desarrollo sostenible

Elsa Bonilla, Gerente de Relaciones Comunitarias, Península Papagayo

La educación es, sin lugar a duda,  el pilar fundamental que caracteriza el desarrollo económico, social y político de un país.

En la medida en que una generación se eduque, habrá progreso y bienestar, no sólo para ella, sino para quienes, coetánea y geográficamente, coincidan con ella. Al respecto, son concluyentes las estadísticas emanadas del Fondo Monetario Internacional (FMI), de la UNESCO y del Banco Mundial. Por ejemplo según la UNESCO en Brasil las personas que cuentan con educación mejoran sus ganancias en un 19% al acceder mejores mercados laborales.

Quizás es esta la razón por la cual Europa, por ejemplo, es tan exigente con el modelo educativo que promueve; y tiene como meta para el 2020 lograr una excelencia del 100/100  en la inversión en capital humano para educación.  La meta que Europa se plantea lleva además de un mejoramiento académico de su población, un significativo cambio en el bienestar social y económico. Europa no concibe la una sin la otra: una educación excelente genera desarrollo, pero para que haya desarrollo, debe haber bienestar social.

El concepto de Responsabilidad Social Empresarial (RSE)  entiende que las empresas no producen únicamente, riqueza económica, sino que, a la vez, deben procurar el bienestar de sus trabajadores y el crecimiento sociocultural de su entorno. Tal filosofía conduce a un triángulo de gran potencial para el desarrollo: empresa, empleado y comunidad, en una interacción sólida y prometedora que hace de la RSE un arma de largo alcance en eficiencia y eficacia.

Ahora bien,  si la RSE se encamina a la educación, el arma es más potente aún, porque la educación, cuyos resultados se aprecian a mediano y largo plazo, es la llave que abre todas las puertas de éxito, dada su característica de perdurar en el tiempo.

De ahí la importancia que las empresas dirijan sus esfuerzos a fortalecer la educación de su entorno.

Por ejemplo, Península Papagayo tiene como uno de sus pilares fundamentales el desarrollo de las comunidades vecinas a través de un programa de relaciones comunitarias llamado “Creciendo Juntos”, la punta de lanza en la aplicación de la RSE, el cual canaliza las necesidades comunales y  busca oportunidades de mejora dirigidas a la educación y desarrollo comunal.

Una de las maneras más efectivas de llevar a cabo programas de responsabilidad social es mediante alianzas público-privadas con instituciones como el Ministerio de Educación Pública (MEP), las universidades, el Instituto Nacional de Aprendizaje (INA), que tienen el recurso humano para llevar a cabo una labor de éstas aunado al potencial de logística de la empresa privada.

Es cierto que las comunidades requieren de ayuda en otros campos, pero el de la educación tiene un ámbito de mayor repercusión y continuidad. El valor de la educación formal,  no formal y los programas de fortalecimiento cultural calan más en la población, como se ha visto en el programa “Creciendo Juntos”.

Este poder de la educación, esta fuerza que posee para penetrar y perdurar no la alcanza ninguna otra labor humana.

Por eso, si se desea una comunidad desarrollada, debe haber antes una comunidad educada, y en este aspecto la participación y el compromiso de la empresa privada debe estar presente y aportar a la sociedad de forma eficaz y planeada un valor agregado.

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