Rafaella Sánchez: las mujeres debemos organizarnos para incidir colectivamente, todo por un mundo más justo e igualitario
Rafaella Sánchez: las mujeres debemos organizarnos para incidir colectivamente, todo por un mundo más justo e igualitario
AED
Rafaella Sánchez Mora se define así: mujer, feminista, trans, mestiza, centroamericana, urbana.
Psicóloga de profesión, Rafaella es asesora en género del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Es la primera mujer trans en un puesto de esa naturaleza en el PNUD para América Latina y el Caribe. Su trabajo se orienta a revertir los desbalances de poder, promover más espacios para las mujeres en la toma de decisiones a nivel político y comunal, y revertir las brechas económicas.
“Las mujeres debemos organizarnos para incidir colectivamente, todo por un mundo más justo e igualitario”, dice Rafaella.
Por su visión, por su trabajo, por sus logros, ella es una mujer pionera que reconoce la Alianza Empresarial para el Desarrollo (AED) en conmemoración del día internacional de las mujeres.
“Las mujeres en Costa Rica estamos más formadas educativamente pero eso no se traduce en igual representación en el mercado laboral; el trabajo doméstico y de los cuidados no remunerados es una de las razones que lo explica, y por eso la relevancia de impulsar los sistemas de cuido, la corresponsabilidad, el acceso al financiamiento, al acceso de la tierra y a los recursos financieros. Se debe revertir también el poder en término de la violencia, los femicidios, la violencia sexual, la violencia en el hogar; hay que eliminar las normas sociales discriminatorias”, resume Rafaella su guía y propósitos de trabajo.
Como mujer trans, también aspira a abrir espacios para las personas trans. Se reconoce como una persona privilegiada pues tuvo acceso a la educación y al acompañamiento de quienes la apoyaron en la vivencia de su identidad y su profesión.
“Las mujeres cuando tenemos ciertos privilegios debemos empujar para que otras que no los tienen también estén ancladas. Debemos generar esos entornos seguros y protectores”, asegura Rafaella.
“Las mujeres fuertes, mis mentoras, en la universidad y en el trabajo, han sido clave muy importante. Con ellas aprendí a perder el miedo a posicionarme, a decir lo que pienso, a saber que es posible llegar alto (...) Han sido mujeres feministas que me han enseñado que el feminismo es un lente pero también una lógica de vida de empoderamiento y autonomía”.
Las anclas son formas de perseverar y se traducen, según dice, en el conocimiento de sí misma y en el reconocimiento de derechos aunque estén invisibilizados.
¿Qué hace falta en Costa Rica?
“Ejercicio pleno de los derechos humanos para todas las personas en especial las personas con más vulnerabilidad y exclusión. Que las mujeres podamos vivir nuestras autonomías de manera plena y segura, sin exclusión, y frente a las crisis de salud, por el cambio climático, económicas, entre otras, desarrollar resiliencia para enfrentar esas adversidades”.
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