En agosto de 1884, hace 139 años, Manuel Víctor Dengo materializó su idea de cómo sustituir el uso del queroseno en la iluminación de San José. Junto con el guatemalteco Luis Batres, promovieron una central hidroeléctrica en barrio Aranjuez que dio electricidad a nuestra ciudad, de manera pionera en el mundo.  Fue la primera señal de que este no es territorio para los combustibles fósiles.
 
En 1948, José Figueres abolió el ejército, y el país decidió no destinar recursos públicos para la milicia y la guerra sino para educación y salud.

En 1971, Álvaro Ugalde y Mario Boza, en alianza con el gobierno y otros académicos, trajeron la innovación de los parques nacionales a Costa Rica y se creó el Parque Nacional de Santa Rosa. Don Álvaro se inspiró en la acción de Olof Wessberg, ciudadano sueco, y Karen Mogensen, danesa, quienes con el apoyo de Francisco Orlich crearon la primera reserva natural del país, la reserva de Cabo Blanco, en 1963.

En 1969 se aprobó la ley forestal y con ella el programa de pago de servicios ambientales, el cual reconoce con fondos públicos a propietarios de bosques por su protección. De esta forma se mitigan las emisiones de gases de efecto invernadero, se protege la biodiversidad, el agua y la belleza natural.

Desde aquella planta hidroeléctrica pionera en pleno centro de San José, las acciones a principios del siglo XX para impulsar una política pública de producción de energía a partir de la fuerza del agua, y luego con producción a partir del viento y del calor de la tierra, hemos sido consistentes en la producción limpia a partir de fuentes renovables.

Desde 2019 tenemos un Plan Nacional de Descarbonización, una política pública de vanguardia, alineada con los compromisos de la Cumbre de París para reducir el calentamiento global. Además, este 2023 adoptamos una Estrategia Nacional de Economía Circular.

¡En Costa Rica hemos sido coherentes con nuestra marca país: que protege sus bosques y ecosistemas, impulsa soluciones basadas en la naturaleza y que favorece el turismo sostenible!

La economía circular es innovación y sostenibilidad. Se basa en que no tengamos que producir en exceso para luego descartar. La industria, la construcción, el transporte y la ganadería deben ser circulares, al repensar los procesos para dar múltiples usos a los materiales e insumos de esas actividades.

Se deben fomentar las energías renovables, así como los emprendimientos circulares que sean escalables y fomentar las alianzas público-privadas en su desarrollo.

No son metas fáciles pero son realizables, ya lo demostramos en el pasado.

Dijo Omar Dengo Guerrero, otro gran visionario costarricense, heredero de las aspiraciones de su padre: “Hay que soñar el porvenir, desearlo, crearlo. Hay que sacarlo del alma de las actuales generaciones con todo el oro que ahí acumuló el pasado, con toda la vehemente ansiedad de creación de las grandes obras de hombres y pueblos”.